Índice
- Concepto y función de los certificados de buena ejecución
- ¿Qué son los certificados de buena ejecución?
- ¿Qué validez tienen los certificados de buena ejecución en contratos con particulares?
- 1. Naturaleza jurídica del certificado
- 2. Acordado en el contrato
- 3. Función probatoria
- 4. Posible impugnación
- Diferencias entre contratos públicos y privados en relación con los certificados de buena ejecución
- Ejemplo práctico en contratación pública
- Ejemplo práctico en contratos con particulares
- ¿Qué peso jurídico tienen los certificados de buena ejecución en el ámbito privado?
- ¿Cómo debe redactarse un certificado de buena ejecución para maximizar su validez en contratos privados?
- Importancia de los certificados de buena ejecución para la experiencia y reputación empresarial
- ¿Pueden los certificados de buena ejecución ser exigidos por los particulares?
- Relación entre los certificados de buena ejecución y la garantía de los contratos privados
- ¿Qué ocurre si no se expide un certificado de buena ejecución en contratos privados?
- El papel de la buena fe y la confianza en la validez de los certificados en contratos privados
- ¿Qué efectos tiene el certificado de buena ejecución en procedimientos judiciales o arbitrales?
- ¿Puede un particular rechazar la emisión de un certificado de buena ejecución?
- ¿Son equivalentes los certificados de buena ejecución y los informes de conformidad?
- Recomendaciones para contratistas sobre la gestión de certificados de buena ejecución con particulares
- ¿Quieres encontrar licitaciones de tu interés y ganarlas?
Concepto y función de los certificados de buena ejecución
Los certificados de buena ejecución son documentos que acreditan que una obra, servicio o suministro contratado ha sido realizado conforme a las condiciones pactadas en el contrato. En el ámbito de la contratación pública, estos certificados tienen una importancia fundamental para validar el cumplimiento de las obligaciones por parte del contratista. Sin embargo, cuando se trata de contratos con particulares, la validez y el peso jurídico de estos certificados pueden presentar ciertas particularidades que conviene analizar en profundidad.
¿Qué son los certificados de buena ejecución?
En términos generales, un certificado de buena ejecución es un documento expedido por la entidad contratante o por el órgano competente, que confirma que el contratista ha cumplido satisfactoriamente con las prestaciones establecidas en el contrato. Este certificado suele incluir:
- Identificación del contrato (número, fecha, objeto).
- Descripción de las prestaciones realizadas.
- Fecha de inicio y finalización de la ejecución.
- Evaluación sobre la calidad y conformidad del trabajo.
- Firma del responsable o autoridad que expide el certificado.
En el contexto público, este documento es fundamental para, por ejemplo, proceder a la liquidación del contrato, liberar garantías, o acreditar experiencia para futuras licitaciones.
¿Qué validez tienen los certificados de buena ejecución en contratos con particulares?
La validez de los certificados de buena ejecución en contratos con particulares no es tan automática ni regulada como en la contratación pública. En contratos privados, la relación contractual se rige principalmente por el principio de autonomía de la voluntad y el Código Civil. Por tanto, la eficacia de un certificado de buena ejecución dependerá de varios factores:
1. Naturaleza jurídica del certificado
En el ámbito privado, el certificado puede ser un mero documento probatorio expedido por el contratante para acreditar el cumplimiento de las obligaciones del contratista. Sin embargo, no tiene la fuerza vinculante que podría tener en la administración pública, salvo que las partes así lo hayan acordado expresamente en el contrato.
2. Acordado en el contrato
Si en el contrato privado se estipula que el certificado de buena ejecución tendrá efectos vinculantes, por ejemplo, como condición para el pago o la liberación de garantías, entonces su validez será mayor. En estos casos, el certificado actúa como un medio de prueba formal reconocido por ambas partes.
3. Función probatoria
Generalmente, el certificado de buena ejecución en contratos con particulares tiene un valor probatorio, pero no es definitivo ni excluyente. En caso de controversia, el contratista puede aportar otras pruebas que contradigan o complementen lo que consta en el certificado.
4. Posible impugnación
El contratista o la parte afectada pueden impugnar el certificado si consideran que no refleja la realidad de la ejecución, mediante acciones judiciales o arbitrales. La validez jurídica del certificado dependerá entonces del análisis de las pruebas y la interpretación judicial.
Diferencias entre contratos públicos y privados en relación con los certificados de buena ejecución
Para entender mejor la validez de los certificados de buena ejecución en contratos con particulares, es útil comparar su función y efectos con los que tienen en la contratación pública:
- En la contratación pública: Los certificados de buena ejecución suelen estar regulados en la Ley de Contratos del Sector Público (LCSP) y tienen efectos legales claros, como la liberación de garantías o la certificación para pagos.
- En la contratación privada: No existe una regulación específica para estos certificados; su validez depende del acuerdo entre las partes y de la valoración probatoria en caso de conflicto.
Ejemplo práctico en contratación pública
En un contrato público, el órgano de contratación expide un certificado de buena ejecución tras verificar que el contratista ha cumplido con las prestaciones. Este certificado permite la liberación de la garantía definitiva y la aprobación del pago final, con efectos vinculantes para ambas partes.
Ejemplo práctico en contratos con particulares
En un contrato privado, por ejemplo, entre una empresa constructora y un promotor inmobiliario, el certificado de buena ejecución puede ser un documento que el promotor emite para facilitar la recepción de la obra y el pago final. No obstante, si surge un desacuerdo, el contratista podrá aportar otras pruebas para demostrar que la obra se ha ejecutado correctamente, y el certificado por sí solo no será determinante.
¿Qué peso jurídico tienen los certificados de buena ejecución en el ámbito privado?
En contratos con particulares, el certificado de buena ejecución tiene principalmente un valor probatorio. Esto significa que:
- No tiene fuerza ejecutiva automática.
- Puede ser impugnado mediante prueba en contrario.
- Su eficacia dependerá de la buena fe y del acuerdo entre las partes.
- Puede servir para agilizar pagos o liberación de garantías si ambas partes lo aceptan.
Por tanto, el certificado no es un título ejecutivo ni una condición sine qua non para acreditar la correcta ejecución del contrato.
¿Cómo debe redactarse un certificado de buena ejecución para maximizar su validez en contratos privados?
Para que un certificado de buena ejecución tenga la mayor validez posible en contratos con particulares, se recomienda que:
- Sea claro y detallado: Debe describir con precisión las prestaciones realizadas y su conformidad.
- Incluya referencias contractuales: Número de contrato, fechas, objeto y condiciones pactadas.
- Sea firmado por una persona con capacidad: Que represente a la parte contratante y que tenga autoridad para expedirlo.
- Se especifique el efecto del certificado: Por ejemplo, si sirve para liberar pagos o garantías.
- Se guarde copia y se entregue al contratista: Para que pueda usarlo como prueba en caso de necesidad.
Importancia de los certificados de buena ejecución para la experiencia y reputación empresarial
Más allá de su valor jurídico, los certificados de buena ejecución tienen una función reputacional para las empresas contratistas. En el ámbito privado, contar con estos certificados puede:
- Servir como prueba de experiencia para acceder a nuevos contratos.
- Facilitar la obtención de referencias comerciales.
- Mejorar la confianza entre las partes en futuras relaciones contractuales.
Por ello, aunque su valor vinculante sea limitado, su importancia práctica es significativa.
¿Pueden los certificados de buena ejecución ser exigidos por los particulares?
Los particulares pueden exigir la emisión de un certificado de buena ejecución como parte del contrato o mediante acuerdo posterior, para acreditar que el trabajo ha sido satisfactorio. Sin embargo, esta exigencia debe estar contemplada en el contrato o ser aceptada voluntariamente por el contratista.
Si no existe tal acuerdo, la emisión de un certificado será una mera cortesía o práctica habitual, pero no una obligación legal.

Relación entre los certificados de buena ejecución y la garantía de los contratos privados
En contratos privados, la garantía de la ejecución es un aspecto fundamental. El certificado de buena ejecución puede estar vinculado a la liberación de dichas garantías, pero:
- La garantía solo puede ser liberada si ambas partes están conformes con la ejecución.
- El certificado puede servir como justificante para solicitar la liberación.
- En caso de disputa, la garantía puede retenerse hasta que se resuelva el conflicto.
Por lo tanto, el certificado es un instrumento útil, pero no decisivo en la gestión de garantías en contratos con particulares.
¿Qué ocurre si no se expide un certificado de buena ejecución en contratos privados?
La ausencia de un certificado de buena ejecución no invalida el cumplimiento del contrato ni impide que el contratista pueda exigir el pago o la liquidación correspondiente. En estos casos, el contratista deberá aportar otras pruebas para demostrar que ha cumplido con sus obligaciones, tales como:
- Informes técnicos.
- Correspondencia entre las partes.
- Testimonios o reconocimientos previos.
- Facturas y justificantes de entrega.
Por tanto, aunque recomendable, la emisión del certificado no es imprescindible para acreditar la correcta ejecución en contratos con particulares.
El papel de la buena fe y la confianza en la validez de los certificados en contratos privados
El derecho privado español se basa en el principio de buena fe contractual. En este contexto, el certificado de buena ejecución suele considerarse una manifestación de la voluntad y confianza entre las partes. Su validez y eficacia estarán condicionadas a que ambas partes actúen de buena fe, evitando conductas fraudulentas o abusivas.
Si se detecta que el certificado se ha emitido de forma incorrecta o maliciosa, puede perder toda validez y ser objeto de impugnación.
¿Qué efectos tiene el certificado de buena ejecución en procedimientos judiciales o arbitrales?
En caso de conflicto entre las partes, el certificado de buena ejecución puede ser presentado como prueba documental ante tribunales o tribunales arbitrales. Su valor probatorio dependerá de:
- La claridad y precisión del certificado.
- La autoridad o capacidad de quien lo expide.
- La existencia de otras pruebas contradictorias o complementarias.
- La valoración del juez o árbitro en el contexto del caso.
Por tanto, aunque no es un título ejecutivo, puede facilitar la resolución favorable para la parte que lo presenta si se demuestra que refleja la realidad contractual.
¿Puede un particular rechazar la emisión de un certificado de buena ejecución?
Un particular que actúe como contratante no está obligado legalmente a emitir un certificado de buena ejecución, salvo que lo haya pactado en el contrato. Si se niega a emitirlo, el contratista deberá recurrir a otros medios probatorios para demostrar el cumplimiento del contrato.
Por lo tanto, la emisión del certificado es una práctica voluntaria y su ausencia no implica necesariamente que el contratista no haya cumplido.
¿Son equivalentes los certificados de buena ejecución y los informes de conformidad?
En ocasiones, se confunden los certificados de buena ejecución con los informes de conformidad. Aunque ambos documentos acreditan el cumplimiento, tienen diferencias:
- El certificado es un documento formal que acredita la finalización satisfactoria del contrato.
- El informe de conformidad puede ser un documento técnico que evalúa aspectos específicos de la ejecución, sin necesariamente certificar su totalidad.
En contratos privados, ambos documentos pueden coexistir y complementarse, pero el certificado tiene mayor peso jurídico y formal.
Recomendaciones para contratistas sobre la gestión de certificados de buena ejecución con particulares
Para maximizar la utilidad y validez de los certificados de buena ejecución en contratos con particulares, los contratistas deberían:
- Solicitar la emisión del certificado al concluir la prestación.
- Incluir cláusulas contractuales que regulen la expedición y efectos del certificado.
- Conservar copias y otros documentos relacionados para respaldar su cumplimiento.
- Utilizar el certificado como prueba en procesos de cobro o en futuras licitaciones.
- Negociar la aceptación expresa de su validez por parte del contratante.
En pocas palabras
La validez de los certificados de buena ejecución en contratos con particulares es, en esencia, probatoria y dependiente del acuerdo entre las partes. No gozan de la fuerza vinculante automática que tienen en la contratación pública, y su eficacia jurídica dependerá de:
- Las cláusulas contractuales.
- La buena fe y voluntad de las partes.
- La valoración judicial o arbitral en caso de conflicto.
Por ello, aunque son documentos muy útiles para acreditar el cumplimiento contractual, no constituyen